«El» Norte y Sur, es realmente «la». Es una marisquería que originalmente era una barra y que ya tiene dos sucursales. Pero el origen, la verdadera esencia está en ese pasillo de un par de metros de ancho que hay entre la barra y la plancha ¡qué plancha! que hay en el 97 de la calle Bravo Murillo, a unos pasos de la Glorieta de Cuatro Caminos.
Plancha e ingrediente. En el mismo metal ardiente se hacen langostinos, vieiras, cebollas y berenjenas, pero sobre todo carabineros y chuletones, intrusos cárnicos en la marisquería. Remate casi obligatorio que sólo se puede esquivar con un pescado de peso. Una vez compartí un rodaballo a la plancha que parecía un cochinillo por consistencia, crujir y sabor.
Aunque para el público masculino la estrella es el chuletón, conozco más de una señora mexicana que tenía como costumbre hacer parada en El Norte y Sur directamente desde Barajas para comer un par de carabineros antes de hacer check-in en su hotel. El Norte y Sur, es una de esas paradas obligatorias para los que vienen de paso y los que vivimos aquí, unas cuántas veces al año.
Siempre me quedará la duda si el Norte y Sur es ese bar de cuatro caminos que menciona Jardiel en Amor Se Escribe Sin Hache, el Polo Norte.